El invento podrá usarse para trasladar la Cabalgata completa a un emplazamiento sin lluvia o para teletransportar a los críticos con la organización a cualquier localidad cercana.
Desde el siglo XVII o por ahí, desde la caída del caballo de René Descartes digamos, la razón ha ido imponiendo poco a poco sus preceptos hasta convertirse en un dogma en todo el mundo occidental. Ahora, cualquier atisbo de pensamiento mágico, mítico o religioso es reprimido por el fundamentalismo fisico-matemático, intolerante y antivital, de inapelables juicios empíricos.
Pero, ¿ha de estar necesariamente reñida la magia con la ciencia y la razón? Sólo una mente preclara como la de Franz de la Campiña, híbrido entre Juan Tamariz y Albertito Einstein (los tres gastan fosca caballera), es capaz de saltarse a la pídola todo este maniqueísmo abstruso y concebir un artefacto como el Cabalgatrón 3000. Al liquindoi porque un posible antecedente de este eclepticismo, aplicado al campo de la filosofía, pudo ser el raciovitalismo de Ortega y Gasset; pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda y centrémonos en el invento que nos convoca.
El Cabalgatrón 3000 (qué manía con ponerle numeritos a los inventos, como si eso los hiciera mejores) aúna ciencia y magia de una forma inédita hasta ahora, convirtiéndolo en un prodigio de la técnica. Un invento que permitirá teletransportar la Cabalgata de los Reyes Magos, ¡salpicón, salpicón!, a cualquier lugar de la campiña sevillana o del universo conocido sin el menor esfuerzo. Gracias a este sofisticadísimo teletransportador cabalgatil, no habrá que suspender, aplazar o adelantar la Comitiva Real por mor de la lluvia, el granizo negro o la nieve nunca más; y lo que es más importante: evitará cualquier tipo de estúpida conjetura o avieso debate en Facebook entre gente aburrida y tóxica.
..no habrá que suspender más la Comitiva Real por mor de la lluvia, el granizo negro o la nieve; y lo que es más importante: evitará cualquier tipo de estúpida conjetura o avieso debate en Facebook entre gente aburrida y tóxica.
Aunque el Cabalgatrón 3000 parezca una cabina de ducha, lo cierto es que no lo es. Y el hecho de que en la fase de prueba Melchor saliese pipando de él en más de una ocasión, con aspecto de perro mojado como quien dice, no debe inducirnos a error. El nada desdeñable detalle de que Franz de la Campiña prefiriese no llamar a su invento Duchatrón 3000 ya dice mucho del invento y del propio profesor.
El Cabalgatrón 3000 tiene dos modos de funcionamiento: con o sin hidromasaje. ¡Que Sus Majestades los Reyes de Oriente lo disfruten!