Los hechos acaecieron el pasado martes en el Parque del V Centenario. Al parecer, un agente de la Policia Local que patrullaba por la zona sorprendió a un perro olisqueando las heces recién defecadas de su dueña, en una clara actitud de eludir sus obligaciones caninas. Amonestado por infringir el artículo 30 de la ordenanza municipal de convivencia ciudadana e instado a recoger la copiosa deyección de su propietaria, el animal se limitó a mover el rabo, haciendo caso omiso de los requerimientos del agente.
Según testigos presenciales, el policía local no se dejó arredrar en ningún momento por el tufo reinante e hizo acopio de toda su pericia caligráfica para redactar la denuncia; el chucho, que en ningún momento supo negar lo sucedido, fue consecuente con su falta y pagó la multa religiosamente.