Ayer tarde, lunes, oyéronse vítores y cánticos en la utrerana Plaza del Altozano. Eran los de un pueblo entregado hasta las trancas, los de un pueblo vestido con sus mejores galas para recibir a la Presidenta de la Junta de Andalucía. Esta vez Utrera sí que estuvo a la altura de las circunstancias. Superó con creces su vergüenza torera para lucir todo su encanto y tronío.
—Utreranos, como presidenta vuestra que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, como presidenta vuestra que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como presidenta vuestra que soy… —farfullaba Susana, que apenas se dejaba oír por la algarabía, desde el balcón del Casino.
—¡Olé tu madre, olé tu suegra y olé tu tía, Susana Díaz! —gritaron aquí, allá y acullá los congregados.
La visita fue rápida. No faltaron balcones exornados con grímpolas y gallardetes rojos ni suelos alfombrados de rosas.