Como ya es tradicional en estas fechas tan entrañables, un año más la figura más representativa de nuestra ciudad se dirige a los utreranos para hacer una reflexión sobre el año que está próximo a su fin. Es gratificante hacer un balance en estos días de lo que dejamos atrás y de lo que nos depara el porvenir, un resumen de lo que ha acontecido en nuestra localidad y cuáles son los proyectos de futuro en los que los utreranos se verán inmersos durante el año venidero.
Para ello y con la autoridad que le concede ser un utrerano de pro, el excelentísimo D. Jesús Palma, adalid de las letras y ciencias locales, autoridad versada en las artes cinematográficas y auténtico conservador del patrimonio cultural de utrera una vez más se introduce en nuestros hogares para enviar un mensaje de paz, fraternidad y amor, valores tan necesarios en estos tiempos que vivimos.
En un escenario adecuado para un momento de tanta importancia, el excelentísimo D. Jesús Palma se dirigió anoche a sus ciudadanos y les hizo llegar el mensaje de Nochebuena de este año, del que destacamos por sus elevados valores y profundo significado trascendental los siguientes fragmentos:
“No hay supermercado sin Nocilla, ni tonto con un chándal del Sevilla..“, comenzaba en un tono conciliador el discurso.
En otro momento, D. Jesús Palma reflexiona sobre el acuciante problema del desempleo en Utrera:
“Estando yo en la plaza escuchábale a uno decirle al otro: ‘..les daba yo a alguno un trabajito de piquito y pala’, a lo que yo respondí: ‘..pues démelo a mí de piquitos y gambas..”
También la situación financiera de nuestra localidad se vio reflejada en el discurso, glosando en una frase de concisión extrema el deprimido estado natural del conjunto de las economías familiares:
“Un día de estos va uno a sacar dinero del cajero de la plaza y fallecerá defenestrado por un certero pelotazo..”
Certero pelotazo y certero el análisis realizado. Emocionado mensaje de esta figura primordial para el utrerano de cualquier estamento social, auténtica elegía de profundos sentimientos que nos hace acoger el futuro con renovadas esperanzas en lo que nos depara el año que viene. Muchas gracias D. Jesús por compartir un año más tu sabiduría, gracias de corazón.