Ya se encontraría en preparación una edición del Risk ambientada en la conquista de la Campiña utrerana.

Últimamente no llegan más que buenas nuevas a esta redacción, y no me refiero a mujeres, como algún verriondo gañan de la labranza periodística desearía; sino a noticias, que de personal femenino anda bien escaso este rotativo digital (Ah, señor director, ¿para cuándo una directora?, que anda todo desgobernado y manga por hombro desde que usted dirige la cosa.

Yo, sin ir más lejos, cobro puntualmente mis emolumentos y no hago otra en todo el santo día que sobarme las criadillas con delectación, dicho sea con perdón del respetable, y hurgarme con la estilográfica ora el utrículo, ora el sáculo).

Volviendo a lo que íbamos y pidiendo excusa a los lectores por el desorden: decía, digo, que últimamente no llegan más que buenas noticias a esta casa. La más reciente ha sido la inclusión de Utrera en la lista de ciudades que formarán las casillas de la edición del Monopoly España de las próximas Navidades. ¡Cuánto orgullo nos da, cuánta satisfacción ver el nombre de Utrera negro sobre amarillo en el tablero del Monopoly, junto a Arevalillo de Cega (bueno, el nombre de Arevalillo de Cega irá impreso en blanco sobre fondo marrón, pero eso es lo de menos, no seamos tiquismiquis, caray)!

“¿Quién no ha soñado ser propietario de una manzana de casas en La Gordilla?..”

Antes que un hito insuperable, este pequeño triunfo debería servir de acicate para nuestro pueblo: Utrera ha de ser más ambiciosa, tener más ansias, más exentura, y crear su propio Monopoly, en donde estén representadas las más distinguidas barriadas de nuestra localidad. ¿Quién no ha soñado ser propietario de una manzana de casas en La Gordilla? ¿Quién no ha codiciado construir un hotel en la calle Juan de la Cosa, con vistas a un cortinal? ¿Quién no moriría por cobrar una tasa de lujo a quien circule por la barriada de la Paz?