La frágil apariencia del Monaguillo de Consolación esconde en su interior un Cyberdine Systems modelo T-800 con la batería agotada.
Se especula si las donaciones del cepillo podrían haber sido destinadas a sufragar la futura guerra de las máquinas.
El Real e Ilustre Instituto Utrerano de Manutención del Patrimonio Histórico y Artístico, más conocido entre el gremio de restauradores y aficionados al bricolaje por el nada descriptivo nombre de RIIUMPHA (léase RIUMPA despúes de aplicarle las correspondientes simplificaciones fonéticas propias de nuestro habla), ha sido el responsable del recauchutado del Monaguillo de Consolación. El RIUPA, que ya en su día reparara el Lagarto de Consolación con notorio éxito, no ha escatimado en gastos para recuperar esta valiosa talla icónica de nuestra ciudad, acólito estatuario con semblante de bobo, aquejado de muchas y variadas patologías (orquitis, hemorroides, lobanillos en el cogote…).
Según el informe preliminar al que ha tenido acceso este periódico, no pregunten cómo porque ni yo mismo lo sé, el Monaguillo esconde bajo su inocente e infantil apariencia un Cyberdyne Systems T-800 modelo 1.0.1 de mucho cuidado, un organismo cibernético cuyas mayores aficiones son exterminar seres humanos y coleccionar zapatitos de época, en este estricto y riguroso orden. Por fortuna está desactivado.
Hemos de ser conscientes del peligro potencial que corremos los utreranos: al Monaguillo de Consolación, si por una mala jugada del destino, que la Virgen de Consolación no lo quiera, le diera cualquier día un mal aire y se activara, podría arrasar Utrera, coleccionar miles y miles de zapatitos de época y quedarse tan pancho. ¿Qué harían entonces los miembros de nuestro equipo municipal de gobierno sin ciudadanos? ¿A quiénes engañarían con sus acostumbradas poses, mentiras y demagogias de políticos baratos? Pero no mentemos a la bicha. Centrémonos en la noticia que nos convoca: la restauración del Monaguillo.
Preguntamos al técnico José Fernández, de los Josés de toda la vida, por el modus operandi de la componenda: «Hemos utilizado sofisticadas técnicas de imaginería forense para detectar posibles daños estructurales y fallos en los ensamblajes. Debido a las malas condiciones de conservación (el T-800 parece ser extremadamente sensible a las pertubaciones del éter y a la milagrería), el endoesqueleto de titanio-tugsteno está hecho unos zorros, por lo que procederemos a sustituirlo por unos cuantos palos de eucalipto. Creemos que con eso y una mano de titanlú dará el pego unos pocos de años más».
¿Quién lo iba a decir, eh? Y parecía tonto cuando lo compramos. ¡Caray, con el Monaguillo! Como reza una letra del gran compositor panameño Rubén Blades: «La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida». Mientras tanto, y a falta de algo mejor, el androide de protocolo C3PO sustituirá al Monaguillo en su puesto. C3PO, mucho más proactivo y dinámico que el reemplazado robot, proyectará para quienes depositen una limosna en el cepillo, un holograma digital en el que se recreará con todo lujo de detalles el famoso milagro de la lámpara de aceite.