Esta mañana temprano, algunos utreranos se han despertado con el ruido atronador de la caridad. Una manada de atrabiliarias señoras, uncidas con panderetas y demás aparejos navideños, zurrían por las calles de nuestra localidad exhortando a los utreranos para que sentasen esta noche a un parado en sus mesas. A la procesión se unió, para que no pareciese el deslucido y ramplón episodio altruista de todos los años, un selecto grupo de artistas e intelectuales que aportaron las indefectibles pinceladas de color violeta al conjunto. El pasacalle discurrió sin incidentes hasta llegar a la Plaza del Altozano, en donde se leyeron unas emotivas palabras, que llenaron de emoción a la concurrencia, antes de la subasta: «Hoy, señoras y señores, para la caridad no debe haber tapujos. La caridad informa y vivifica las demas virtudes morales. Es la garantía de la presencia y la acción del Espíritu en las facultades del ser humano; así que pujen a discreción por su parado favorito y llévenselo a cenar esta noche a sus casas. Atibórrenlos de sofisticados patés y delicatessen del Carrefour o cébenlos con un suculento caldo de gallina utrerana Avicrem. Que por una noche seamos todos hermanos, aunque mañana volvamos a ser cuñados o suegros. ¡Anímense, señoras y señores, disponemos de un gran surtido: parados de larga duración (que proporcionarán un ambiente desolado a sus hogares), personas sin cualificaficación, personas sobrecualificadas, antisistemas (que les darán la brasa con sus ideas), toreros, periodistas! Busquen y encuentren. Nuestros parados cuentan con certificados de calidad propios y seguro que satisfarán las espectativas de las familias más exigentes. Y no olviden adquirir el lote de productos de nuestros patrocinadores cuando vengan a recoger a su desempleado. Gracias».
Esta original forma de apelar a la última de las tres virtudes teologales no es nueva, pues ya se ha ensayado en otros pagos. Estamos acostumbrados a telemaratones solidarios y a las continuas campañas de recogida de alimentos, que ayudan a limpiar nuestras conciencias burguesas y, de paso, auxilian a los necesitados. Pero los actos patrocinados parecen ser más efectivos.
La nota discordante la dieron un grupo de respiristas que quisieron reventar al acto.