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La construcción de esta cúpula descartaría otras opciones más drásticas como suprimir las nubes en la atmósfera o suprimir directamente la atmósfera para que no se formen nubes, lo que garantizaría que la Semana Santa discurriría cada año sin incómodos incidentes metereológicos.
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Queda pendiente de resolver el problema de la ingente cantidad de gas Metano generado por las ventosidades de seres humanos y animales que habitan la campiña, claramente superior a la media nacional (y probablemente la europea).
Para evitar que la lluvia se cuele en una fiesta a la que no ha sido invitada, el Ayuntamiento instalará en Semana Santa una gigantesca cúpula de metacrilato sobre Utrera. Los trabajos, que comenzaron el pasado lunes, van a buen ritmo y se prevé que estén acabados el Domingo de Ramos, de 2030.
En un principio, se barajaron varias alternativas: armar a un nutrido grupo de fieles con una docena de huevos cada uno para ofrecérselos a las clarisas de Alcalá de Guadaíra (es la forma natural que tienen las novias de espantar la lluvia el día de su boda); acondicionar el antiguo cauce soterrado del Calzas Anchas, que atraviesa Utrera de cabo a rabo, para que puedan procesionar las cofradías por su interior; mudar la fecha de la Pascua a Julio, donde las probabilidades de precipitaciones son bastante escasas; cobijar los pasos bajo una ropa camilla… Pero pronto se desestimaron todas estas opciones por ser más económicas y eficaces (de sobras es conocida la propensión de nuestros políticos a despilfarrar el dinero de los contribuyentes en obras megalómanas e inútiles) que la que finalmente se ha elegido. A grandes males, grandes remedios; o solución grande, ande o no ande, como prefieran. ¿Quién dijo miedo?
La faraónica construcción, de seis kilómetros de diámetro por tres de altura, precisará de mucha mano de obra. El Ayuntamiento está ruche, nos consta; de modo que si quiere acometer las obras de tan apabullante bóveda, tendrá que echar mano de todo el talento y la creatividad de su grupo de expertos para buscar los recursos necesarios. Nosotros proponemos invadir los pueblos colindantes, saquearlos y apresar esclavos. Así, la civilización utrerana, que en épocas de máxima expansión no llegó más que a Villamartín, tiene ahora la oportunidad de ampliar su término munipal y colonizar tierras salvajes.