El Abate José Marchena

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Estimado Sr. Dir. de Utrera Today:

Fastos y oropeles se han preparado en nuestra localidad para celebrar este año el 250º aniversario del nacimiento del Abate Marchena. ¿Deberíamos comenzar aclarando que José Marchena se sentía francés hasta las trancas, aunque hubiese nacido en Utrera? Como defensor a ultranza de los valores de la Ilustración, podemos inferir que cuestionó y criticó la existencia de la Iglesia y del Estado. Irónicamente, recibió el apelativo de Abate Marchena y ocupó un cargo de alto funcionario, lo que demuestra dos cosas: que el destino es chambón, pues bien ganada fama tenía de sacrílego y blasfemo, y que las ideas pierden mucho fuelle cuando hay un buen empleo de por medio. Más que llevar Utrera a los franceses, el Abate nos trajo Francia a los españoles. Pensar lo contrario sería pecar de chovinismo cañí.

Vivió un época convulsa, en la que jacobinos y girondinos sembraban el terror por doquier. Nada impide imaginarmos al Abate Marchena dirigirse en estos términos a Robespierre cuando fue detenido: «Atanzión a muá, mezié, llé zuí d’Utrera.», y responderle al alimón el franchute: «Ohlala, Utrera, le lieu de naissance du taureau. C’est formidable». Este conjetural, y acaso cordial, diálogo entre hombres de Estado no evitó que el utrerano acabase con los huesos en la trena y a un tris de que le rebanasen el pescuezo en la guillotina.

..Atanzión a muá, mezié, llé zuí d’Utrera“, relatan las crónicas que dijo el abate a Robespierre.

Probablemente, el Abate Marchena y Rodrigo Caro han sido los únicos intelectuales que ha dado esta tierra de becerros (le lieu de naissance du taureau, como gustaba decir a Robespierre) en toda su historia; pues los Quintero no mostraron nunca demasiado interés en pensar ni en hacer pensar a nadie, limitándose a escribir unas obras confortables, ingenuas y graciosas, con todo ese madrileñismo burgués de señoritos andaluces que les salía de los bigotes. Azorín, en su libro El alma castellana menciona al abate José Marchena y habla de él como «… sujeto nada lerdo en cuestiones de estilo, siquiera en otras cosas desbarrase de firme». Esta efeméride no tendrá ningún sentido si no sirve para señalar lo más heterodoxo de este heterodoxo: su afición a los dedales.

 Un girondino bordolés de a pie

 

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