Expertos desplazados a Utrera han encontrado casualmente similitudes entre los efectos de la explosión de un artefacto de 1,5 megatones y el actual estado de La Corredera.
Este pasado Lunes 1 de Agosto los utreranos despertaban sobresaltados por la noticia de que una bomba había sido hallada en una obra ubicada en un conocida calle de la localidad. En esta ocasión no hablamos de Palomares del Río, ni estamos en 1966; en pleno siglo XXI y tras los recientes rumores de una advertencia formal de la Comisión Nacional de Energía Atómica al consistorio utrerano por los descontrolados experimentos llevados a cabo en las últimas semanas con la fusión flamenca, la noticia del hallazgo de este artefacto venía a agravar el miedo ya de por sí endémido de los utreranos a una posible catástrofe, de consecuencias tan sólo equiparables a un hipotético Chernóbil del compás.
Conscientes de que la situación podía ir a más, y tras contactar las autoridades locales con el gobierno en funciones de la nación, nuestro presidente avispadamente decidió emular a uno de los pilares de su partido rememorando tiempos más felices de una españa donde la pandereta estuvo a punto de convertirse en la insignia nacional.
En un acto de una osadía y audacia desmedida nuestro presidente en funciones decidió darse un baño simbólico en la Piscina Municipal de Utrera para conjurar cualquier amenaza derivada del hallazgo del mencionado artefacto explosivo, y así confirmar que dicho artefacto es totalmente inerte. De nada sirvieron las advertencias de los TEDAX de que no era necesaria su presencia, sospechamos que esta aparición en nuestra localidad supone realmente el pistoletazo de salida de una nueva campaña electoral.
Mientras tanto, al igual que sucediera en 1966, los marines americanos desplegaban de madrugada un campamento provisional en la explanada de la barriada del Matadero en previsión de que el accidente pudiera suponer una amenaza similar a la del incidente de Palomares. Varios mini-submarinos ya se encuentran recorriendo el fondo del pantano Torre del Águila en busca de posibles bombas abandonadas sólo como medida de precaución. Fuentes militares han confirmado a este medio que se están encontrando con numerosas dificultades debido a las hélices se enganchan continuamente con las bolsas de basura, cascos de litronas y botellas de Coca-Cola que reposan en el fondo del embalse.
Seguiremos informando.