La Sucursal Bancaria prefiere permanecer en el anonimato para evitar un efecto llamada para otros “Okupas de Cajeros”.
En efecto, J.A. Fernández (de los Fernández de toda la vida) finalmente ha sido rescatado sano y salvo tras permanecer durante los últimos ocho años actualizando su cartilla bancaria; bueno, la suya, la de su mujer, la de su suegra, la de la vecina del cuarto que se la dejó para ver si le habían ingresado la pensión, la de Venancio el del quiosco y así una larga lista de más de doscientas personas en total.
“Yo actualicé la mía y otras cuarenta más, pero como pasó un rato largo quise ver si me habían cargado el recibo de la luz o si ya aparecía la pensión de mi suegra; total, que las volví a meter y venga a escribir otra vez el cajero.. si es que cada vez que las metía se escribía algo nuevo, ya no me iba a ir sin dejarlas todas actualizadas..”
Mientras tanto, el resto de usuarios del cajero que aún guardaban cola comenzaron a increpar al individuo. Algunos se marcharon para regresar instantes después pertrechados con tumbonas de playa, una tienda igloo y una nevera conteniendo algún refrigerio para hacer más amena la espera: “Yo no me voy de aquí sin mirar a ver si se han cobrado el ocaso..” decía alguno, “..para cuando este tipo termine igual ya no te tienen que cobrar ningún recibo más..” replicaban desde el final de la cola.
“..yo no me voy de aquí sin mirar a ver si me han cobrado el ocaso..”
Las fuerzas de la autoridad, alertadas por miembros de la sucursal bancaria, se personaron para dar por terminadas las operaciones de actualización de la cartilla. El individuo, famélico tras permanecer ocho largos años alimentado sólo a base de hojas repletas de apuntes bancarios, requirió de ingreso en un centro hospitalario. Según los médicos presentaba un claro cuadro de TOCC, o Trastorno Obsesivo Compulsivo Cajeril.
Seguiremos actualizando.. digo.. informando.