La primera farmacia gourmet de Utrera tendrá como especialidad paracetamol con sabor a pechuga empanada

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La farmacia gourmet de Utrera presenta la “Gastrobotica” como un concepto innovador en nuestra localidad, tan dada últimamente a “maridar” elementos tan dispares que a ojos inexpertos pasarían por un auténtico despropósito.

Próximamente, el célebre empresario y boticario utrerano José Fernández, de los Fernández de toda la vida, abrirá las puertas del meSana Tapas, una apoteca gourmet en la que los clientes podrán saborear hasta más de cien medicamentos en un ambiente distinguido y selecto. Falso caviar de ibuprofeno sobre espuma de azorrubina especiada, pavía de atorvastatina y tocino ibérico o el no menos sorprendente omeprazol deconstruido son algunas de las arriesgadas propuestas que ofrecerá esta singular farmacia. Una amplia y variada carta de específicos, un vademécum que nos recordará irremisiblemente al menú de degustación de los mejores restaurantes del mundo.

Galardonado con tres matraces Erlenmeyer y una bureta graduada, José Fernández, de los Fernández de toda la vida, es un visionario, un genio incontestable que ha logrado fusionar disciplinas tan dispares como la gastronomía y la farmacognosia. Quisimos hacerle una interviú para conocer más detalles de este revolucionario concepto de botica.

UT: ¿Cómo surgió la idea, señor Fernández, de los Fernández de toda la vida?

JF (de los Fernández de toda la vida): Yo desde pequeño ya jugaba en la rebotica de mi abuelo, José Fernández, de los Fernández de toda la vida, con la belladona, el estramonio y el beleño. Recuerdo con emoción la redoma de las sanguijuelas, los ungüentos y las limonadas purgantes que mi padre, José Fernández, de los Fernández de toda la vida, preparaba para la gula del cura de Santiago. Con sólo diez años de edad se me aposentó la idea en la cabeza de poseer mi propia farmacia. Reuní cuantas plantas y remedios estuvieron a mi alcance. Había oído hablar a Álvaro Cunqueiro, en sus tertulias de boticas, del caimán que colgaba del techo de la farmacia de La Meca y de sus muchas virtudes mágicas. Desde ese momento, todo mi afán fue el de procurarme una uña del Lagarto de Consolación, que si bien no era el de La Meca, se le parecía bastante. Poco me importaba que el caimán cumpliese o no los requisitos necesarios (había de ser macho y virgen); creía imprescindible, para el prestigio de mi apoteca, poseer alguna garra del saurio que trajera Alejandro Corso a nuestra localidad. He de confesar que me fue imposible arrebatarle al exvoto ni una sola escama, por lo que, desilusionado, abandoné mi proyecto. No quería ser el dueño de una vulgar farmacia, como lo era mi abuelo, José Fernández, de los Fernández de toda la vida. Como ve, esta gastrobotica es, en cierta forma, aquella que prefiguré en mi infancia.

UT: ¿Cuántas personas forman el equipo del meSana Tapas?

JF (de los Fernández de toda la vida): meSana Tapas comenzará a funcionar con un graduado en farmacia, un técnico de laboratorio y tres mancebos atendiendo a las mesas. Espero que en poco tiempo podamos ampliar la plantilla.

UT: ¿Cuál cree que será el medicamento estrella?

JF (de los Fernández de toda la vida): Tenemos muchas esperanzas puestas en carpaccio de furosemida con espárragos trigueros y en el análisis de sangre encebollada; pero dada la conocida proclividad de los utreranos a la fritanga, me inclino a pensar que el paracetamol con sabor a pechuga empanada será el más demandado.

UT: Muchas gracias por su atención, señor Fernández. Le deseamos, cómo no,  mucha suerte con su negocio.

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